Ayer mismo lo contaba mi compañero César Javier Palacios en su blog La Crónica Verde. Yo os lo he ido mencionando a lo largo de enero. Con la llegada del mes más corto del año no solo llegan olas de frío polar, también acaba la temporada de caza y eso supone muchos descartes de seres vivos por numerosos motivos: ya no corren tan rápido, están enfermos, viejos, gastados, inservibles.
Porque son simples instrumentos.
Pobres instrumentos que sienten y padecen, que mueren y languidecen en miles de perreras y protectoras de toda España.
Pobre España que aún está llena de gente que tienen en consideración a los animales solo por su utilidad.
Cada vez somos más los que comprendemos que en este mundo distinto, de conexiones a Internet, nubes cargadas de datos y viajes al espacio, las vidas de los animales no pueden ser valoradas por lo útiles que resulten, que son valiosas en cualquier caso.
Cada vez somos más, pero en muchos momentos aún nos sentimos pocos.
Aún hoy me preguntan si de verdad se abandonan, maltratan y matan (estoy repitiéndome, el abandono es maltrato y suele conducir a la muerte), decenas de miles de perros de caza cada año en España. Me esgrimen las cifras de denuncias del Seprona, pocas decenas.
Les invito a todos ellos a visitar varias protectoras. Si puede ser físicamente, estupendo. Recorrerlas por Internet mirando las fotos de sus ocupantes también me vale. Cuando vean llenas hasta rebosar las miles de protectoras y perreras existentes en miles de municipios por toda España, cuando vean que un número abrumador de los perros que albergan son descartes de caza, probablemente se les abran los ojos a una realidad que desde nuestros entornos urbanitas no creemos o no queremos creer, tal vez porque no nos deja muy bien como especie.
No hay nada como verlo uno mismo.
Por eso este domingo hay manifestación en Madrid en contra de la caza con galgos y otras razas. Comenzará a las 12.00 en la Puerta del Sol, donde los manifestantes se concentrarán hasta partir, una hora después, hacia el Ayuntamiento de Madrid, en Cibeles.
Y aquí tengo que decir que me apena pedir la abolición. Me apena porque, de entrada, no me gustan las prohibiciones. Me apenas porque sí sé, sin entrar en ese otro tema que es la conveniencia de la caza en general, que hay cazadores que son buenos con sus perros. Los he conocido de primera mano. El tipo amante de los animales que tiene en su piso, en su casa, a su perra de caza igual de bien cuidada que la mía, que de vez en cuando se la lleva a dar un largo paseo por el monte con la escopeta, que muchas veces vuelve con las manos vacías pero los ojos y el alma llenos de campo. Sí existen. Hay un millón de cazadores con licencia en este país, más que futbolistas federados. En un millón hay todo tipo de personas.
Pero he llegado a convencerme de que no compensan viendo las condiciones en las que están las jaurias de las rehalas, de los galgos hacinados en naves y alimentados a pan duro, de perreras de diez metros cuadrados a la intemperie con setters dentro… También he conocido a cazadores que los tenían en esas circunstancias y creían sinceramente que los tenían bien cuidados, bien tratados. Tal vez porque se molestaban en ponerles las vacunas anuales.
Y me he convencido del todo viendo los cadáveres atropellados o consumidos de hambre y sed, los ojos de todos esos animales con un pasado de palos, sin presente ni futuro en perreras y protectoras, tras pasar las manos por pellejos rellenos de perdigones.
No, los cazadores buenos con sus perros no son balanza suficiente a tanto sufrimiento.
Detengamos la carnicería. O al menos intentémoslo aunque visto desde un punto de vista realista sea imposilbe: la caza es un negocio millonario conectado con el sacrosanto sector turístico y un pasatiempo (llamarlo deporte me da la risa) afín a gran parte de la élite política y económica.
Tal vez persiguiendo la erradicación de la caza con perros logremos al menos una regularización y, sobre todo, una vigilancia del cumplimiento de esa regularización como es debido.
Convocada por el colectivo animalista ‘No a la caza con galgos y otras razas’, la movilización cuenta con el apoyo de 29 asociaciones protectoras de animales: Rivanimal, La casita de los animales, Galgos Madrid 14, ACUNR, La voz animal, S.p.a.p., Baasgalgo, Dejando huella, El valle encantado, La pradera de Ontigola, La sonrisa animal, Másvida, Kiéreme un poquito, Galgos 112, S.O.S galgos, Galgos de la mancha, Perrigatos en apuros, Galgo Leku, Fundación Benjamín Mehnert, Laddra, Galgos de casa, Evolución, Plataforma Excálibur, Galgos sin Fronteras, Rescatadog, Asociación Derechos Defensa Animal, Save a friend Zaragoza y La Tortura No Es Cultura; así como los partidos políticos PACMA y EQUO y el Círculo Animalista de Podemos, además de la APDDA.